El testimonio de
Zulema Alexandra Constante, una
guayaquileña de 22 años, ha levantado una gran polémica en Ecuador,
después de que denunciara ante la Defensoría de Pueblo que fue internada
por la fuerza en una clínica para 'deshomosexualizarla'.
Zulema sabía que sincerarse con sus padres le iba a traer problemas.
El 25 de marzo les confesó que era lesbiana y que su novia se llamaba
Cinthya Rodríguez y tenía 21 años. El rechazo fue inmediato. Zulema tuvo
que irse a vivir con su pareja. Por si acaso, la joven "porque será la única prueba de lo que me está pasando y de lo que me pudiera pasar".
A pesar de las amenazas constantes de su padre, el 17 de mayo la
estudiante aceptaba una invitación para ir a comer y "arreglar las cosas
con su familia". Salía de su trabajo cuando dos hombres la tomaron por
la fuerza y la metieron en un coche. Su padre observaba la escena.
"Todo es por tu bien 'mijita'", gritaba mientras tanto su progenitor.
Con las ropas rasgadas y esposada, Zulema viajó durante siete horas,
junto a sus captores, hasta la ciudad de Tena, en la selva amazónica.
Allí fue internada en la
Comunidad Terapéutica Femenina Esperanza, un centro de reconversión para jóvenes ‘con problemas’.
"Me recibieron unas chicas uniformadas en una capilla y me dijeron
que estaba prohibida la fuga, el robo y ser lesbiana". Acto seguido las
encargadas del centro de rehabilitación le asignaron una 'sombra'
(vigilante), Paulina, de 34 años, "que llevaba 45 días en la clínica
ilegal por adicción a las pastillas".
La jefa de planta, Maribel, se presentó y reafirmó las reglas del
centro. Contando a Zulema, en el centro había nueve internas, cinco de
ellas menores de edad. La joven secuestrada compartía su cuarto con
Miriam, de 14 años, que estaba interna por su adicción a las drogas y al
alcohol.
Durante casi todo el tiempo que permaneció en la Comunidad Terapéutica Femenina Esperanza,
Zulema estuvo enferma del estómago.
"Las papas venían con gusanos y a eso ellos le llamaban carne$,
manifestó la joven durante su declaración pública. Por si lo había
olvidado, las cuidadoras le recordaban una y otra vez que Dios había
hecho al hombre y a la mujer para estar juntos.
Una realidad demasiado corriente
Zulema creía que iba a estar de seis meses a un año en Tena. Menos
mal que Cinthya, su novia, algunos amigos y miembros de la Asociación
Lésbica Mujer & Mujer denunciaron su desaparición por medio de las
redes sociales, por lo que su familia prometió liberarla.
La joven se reunió con su pareja Cinthya el seis de junio a las 8.30, después de que
se escapara de la clínica en un taxi.
Fue entonces cuando hicieron público el secuestro en una rueda de
prensa en la Defensoría del Pueblo, junto a su abogada, Silvia Buendía.
Las protestas de miles de ecuatorianos en las redes sociales hicieron que
la Comunidad Terapéutica Femenina Esperanza fuera clausurada el pasado miércoles. Muchos apuntan a que la familia se asustó por la repercusión que comenzó a tener su caso en todo el país.
"Estamos aprovechando la repercusión de este caso para que se cierren todos
estos centros de tortura. No es el primer caso. Esto se tiene que terminar, no puede pasar nunca más", ha dicho su abogada, Silvia Buendía.
El caso de Zulema no es el primero que salta a la palestra. En 2011
se cerraron 30 centros de corrección para homosexuales en Ecuador. Estas
clínicas ilegales consideraban la homosexualidad como una enfermedad y
ofrecían una serie de tratamientos para curarla.
Los colectivos homosexuales ecuatorianos
estiman que podrían existir unos 200 centros más de ese tipo en el país latinoamericano.
Carina Vance, la ministra de Salud, lesbiana y activista de los grupos
de defensa de las personas gay, lesbianas, bisexuales y transexuales, ha
pedido a los ecuatorianos denunciar la existencia de ese tipo de
centros en reiteradas ocasiones.
Según la ministra de Salud, las clínicas operan detrás de centros de
rehabilitación para personas adictas al consumo de drogas.
Los
tratamientos para combatir la homosexualidad van contra
la Constitución ecuatoriana, que reconoce el derecho a la diversidad sexual.
En 2011, el caso de Paola Ziritt, de 28 años, desató la alarma en el
país. La joven permaneció durante dos años en un centro de
rehabilitación de mujeres, en donde fue víctima de todo tipo de abusos.
Paola estuvo además esposada en una habitación oscura a la que llamaban
‘la sauna’ durante tres meses.