martes, 16 de octubre de 2012

Gauguin y el salvaje interior

Desde el pasado lunes, 8 de Octubre, y para celebrar los 20 años del Museo Thyssen-Bornemisza, llega a Madrid la exposición: "Gauguin y el viaje a lo exótico", con más de un centenar de obras cedidas por algunos de los museos más importantes del mundo, propone un recorrido por lo exótico, para Gauguin (1848-1903) una forma de entender la vida.


Mujer tahitiana, 1894

 De sus pinturas de Martinica, opinó Van Gogh:
«¡Formidables! No fueron pintadas con el pincel, sino con el falo. Cuadros que al mismo tiempo que arte son pecados (...) Esta es la gran pintura que sale de las entrañas, de la sangre, como el esperma sale del sexo».

Dos mujeres tahitianas - 1899-


La exposición aborda tres cuestiones que van encadenándose e interrelacionándose. La primera, y fundamental, es la figura de Paul Gauguin, cuya huida a Tahití, donde reconquistó el primitivismo por la vía del exotismo, funciona como hilo conductor de todo el recorrido. Sus pinturas icónicas, creadas a través del filtro de Polinesia, no sólo se han convertido en las imágenes más seductoras del arte moderno sino que además ejercieron una influencia esencial en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo xx, como el fauvismo francés y el expresionismo alemán. La segunda trata del viaje, el viaje como escape de la civilización, que servirá de impulso renovador a la vanguardia, y el viaje como salto atrás a los orígenes, a ese estado edénico, utópico y elemental que anhelaba el primitivismo. La tercera, y última, se refiere a la concepción moderna de lo exótico y sus vinculaciones con la etnografía.

 

Te pape nave nave (detalle), 1898



Franz Marc: Zorro negro azulado, (detalle) 1911



Los cerdos negros (detalle), 1891



Haere mai, (detalle) 1891

 





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