Muere el histórico dirigente del PCE Santiago Carrillo
Señor, has dispuesto que tu hijo Santiago, que tanto y tan bien trabajó en la Transición para que España fuera un reino de todos, nos deje. Yo quiero pedirte que le recibas en el Reino de los Cielos, del que creo firmemente que es reino de todos y, además, de iguales.
Señor, has dispuesto que tu hijo Santiago, que tanto y tan bien trabajó en la Transición para que España fuera un reino de todos, nos deje. Yo quiero pedirte que le recibas en el Reino de los Cielos, del que creo firmemente que es reino de todos y, además, de iguales.
Ya sé, Señor, que esta petición mía de que acojas a
Santiago en tu Reino, dado quien soy y de dónde vengo, puede
escandalizar a algunos y extrañar a no pocos. Sé también que a Ti,
Señor, no te escandaliza ni te extraña. Por lo demás, y en aras de una
conveniente complicidad, es bueno que se sepa que también pretendía que
Santiago se alojara en tu Reino Pilar Urbano, conocida plumífera en la
Transición. Aunque Santiago, con cierta coquetería laica agradecía la
intención, discrepaba del empeño. Esta coincidencia con Pilar tiene su
valor, ya que los hijos de San Josemaría Escrivá y el mundo azul no han
coincidido siempre en los caminos de esta tierra, aunque sí en el Camino
hacia ese Reino. Por ello debo terminar invocando a mi santo Agustín:
“Nos hiciste, Señor, para Ti”. A todos nos hiciste para Ti. También a
los comunistas españoles. También a Santiago. Así sea. Amén.
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