Activistas a favor de los derechos humanos en Myanmar, Oslo, Junio 2012. © Svein Gierbo/Amnesty International
Este Día presenta, cada año, la oportunidad de celebrar
los derechos humanos, abogar porque todos los individuos los disfruten
allá donde se encuentren y destacar un problema específico relacionado
con ellos.
La cuestión que acapara la atención este año es el derecho de todas
las personas sin distinción de su sexo, su edad, su grupo étnico, su
posición social o de si padecen alguna discapacidad, a hacer oír su voz
en la vida pública y a ser incluidos en el proceso de adopción de
decisiones políticas.
Estos derechos fundamentales –los de la libertad de opinión y
expresión, los de la libertad de reunión y asociación pacíficas y el de
participar en el gobierno (artículos 19, 20 y 21 de la Declaración Universal de Derechos Humanos)-
han estado en el centro de los cambios históricos en el mundo árabe
desde hace dos años, período en que millones de personas se han lanzado a
la calle para demandar cambios. En otras partes del mundo el «99%» ha
hecho sentir su voz mediante el movimiento mundial de los indignados
para protestar por a desigualdad económica, política y social.
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