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Imagen difundida del supuesto secuestrador de la bebé. /Archivo
Los dos acusados llegaron a los juzgados almerienses en sendos coches de la Guardia Civil sobre las 10.00 horas, aunque no comenzaron a prestar declaración ante la juez hasta las 13.50 horas, según las citadas fuentes.
Jonathan Moya González, quien había iniciado una relación con la madre de la bebé asesinada, fue detenido a primera hora de la tarde de jueves, una semana después del secuestro, en un cortijo de su familia en el paraje de Camino Real de Abrucena, en el límite con el municipio de Fiñana, donde trataba de ocultarse.
El joven, que cuenta con varios antecedentes por otros hechos delictivos y llegó a estar en prisión, confesó ante los agentes que había matado a la niña, lo que permitió la localización del cadáver de la bebé, así como la detención de un amigo suyo, Raúl R.F., vecino de Fiñana, quien podría haber actuado como encubridor.
El cadáver de la niña fue encontrado el jueves por la noche en una balsa de agua situada cerca de una vía de servicio de la A-92, en la comarca de Nacimiento, donde se había producido el secuestro una semana antes cuando la niña se encontraba con su madre, una mujer natural de La Palma del Condado (Huelva) que denunció los hechos ante el Instituto Armado.
La autopsia preliminar realizada ayer por los forenses en el Instituto de Medicina Legal reveló que la pequeña pudo morir de un fuerte golpe que presentaba en la cabeza, y en cualquier caso no ahogada, según fuentes cercanas a la investigación, que permanece bajo secreto por orden judicial.
Aún quedan pendientes otros análisis de tejidos para establecer el momento en que se produjo la muerte de la menor.
La niña ha sido enterrada en La Palma del Condado, donde residía habitualmente junto a su madre y su abuela.
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